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Como en las operetas


“Como en las operetas. La fuga del Infante D. Antonio de Orleáns” titula el periódico El Liberal en su edición del 1 de septiembre de 1919. De "Novelescas aventuras de un infante de España. La fuga de Don Antonio de Orleáns y Borbón” titula el diario El Sol en su primera plana, el 19 de septiembre de 1919. Los hechos acaecidos en “La fuga del Infante D. Antonio” se resumirían así:
A finales del mes de febrero de 1919 el Infante Antonio de Orleáns firmó una escritura de compromiso de venta de parte de sus posesiones en Bolonia, procedentes del legado del ducado de Galliera. Al parecer, estos bienes apenas le rentaban lo necesario para costear los numerosos gastos de su administración. Le habían sido adjudicados por la testamentaría en tres millones de liras, y se había concertado la venta de una parte, en doce millones de liras en efectivo. La escritura de venta definitiva se tendría que firmar en Roma el día 23 de mayo de 1919. A instancias del rey, y con vistas a realizara un informe sobre la situación patrimonial y económica de Antonio de Orleáns y por el cual se decidiría la declaración de incapacidad, en el mes de abril el abogado del rey viajó a Francia y Suiza. El 21 de mayo publicaba la Gaceta el mencionado decreto por el que Alfonso XIII nombraba un “tutor para la guarda de la persona y bienes de mi dicho tío, el infante D. Antonio de Orleáns y Borbón, mientras dure su estado de incapacidad (…)”
Ese mismo día 20, en Roma el abogado del Infante, Gasparri le comunica a su cliente la incapacitación ordenada por el rey de España, y la imposibilidad de realizar la venta convenida, aconsejándole que volviera a España a solicitar la derogación de la disposición ministerial.
El día 24 de mayo el Infante mantuvo una tensa entrevista con el embajador de España en Roma, y al día siguiente marcharía de viaje hacia París, donde le recibió Quiñones de León quién se hace cargo discretamente de su custodia y lo conduce acompañado de dos policías, rumbo a Madrid. Así volvería Antonio de Orleáns a Madrid, donde visitó a su sobrino el Rey, a quien expuso sus quejas por lo sucedido e informó pormenorizadamente de la venta de las posesiones de Galliera y de sus intenciones de invertir el dinero.

la fuga del infante Don Antonio


En 1919 la situación económica del infante don Antonio de Orleáns era tan grave que pretendía vender todo cuanto le quedaba incluido el título del ducado de Galliera y sus bienes en Italia. Sus hijos, especialmente Alfonso, estaban preocupados además por su situación personal.
El 20 de mayo de 1919 el monarca Alfonso XIII firmó un Real Decreto, en el que, usando de la potestad doméstica de la ley nombraba Tutor para la guarda de la persona y bienes del Infante don Antonio de Orleáns y Borbón. De esta manera, creyeron todos los que habían intervenido en este asunto, los infantes Alfonso y Luis Fernando, su madre doña Eulalia y el resto de la Familia Real, incluido el propio Rey, que se resolvería sin escándalos y sin publicidad este problema.
Nada más lejos de la realidad, el duque de Galliera, no sólo desobedeció el mandato del Jefe de la Familia Real Española, sino que provocó una airada respuesta en lo que la prensa dio en llamar sarcásticamente como la "Fuga del Infante Don Antonio" o “La evasión del Infante D. Antonio”. A lo largo del mes de septiembre de 1919, la prensa madrileña, concretamente los periódicos ABC, El Sol, El Imparcial, El Liberal, El Globo, La Ilustración Española, y Nuevo Mundo relataron este suceso que todos calificaron de novelesco o de opereta.

Luis Gómez de Villavedón


Luis Gómez de Villavedón era un brillante militar perteneciente a una ilustre familia castellana. Nacido en Zamora en 1878, era hijo de otro prestigioso hombre de armas, Luis Gómez Villavedón y Setuz que llegó a ser comandante de caballería y secretario militar en la capital zamorana. En 1898, con veinte años, el joven Gómez de Villavedón ingresaba en la Academia de Infantería de Toledo con una de las mejores notas de acceso. Tras su periodo de formación y con el grado de segundo teniente, en 1901, obtendrá su primer destino como oficial instructor de una compañía de reclutas en el madrileño Regimiento de Covadonga. En 1904 contrajo matrimonio con la también ilustre zamorana, Consuelo Cacho, con la que tendrá una hija, Consuelo y dos hijos, Luis y Carlos. En mayo de 1919, el capitán Luis Gómez de Villavedón y Santos juró su cargo de “Gentil Hombre de Entrada” ante el mismo Rey de España. Una alegría enfrentada a la tristeza de haber enviudado semanas antes. Después conocería a Carmen Giménez, vizcondesa de Termens con la que se casaría en 1921, incorporando el mencionado título a sus muchos honores. Para poder estar más cerca de su nueva esposa, en 1923, solicita licencia para el extranjero. Pero con la guerra en Marruecos en su punto más álgido, la presencia de militares profesionales como el capitán Villavedón se iba a hacer inevitable. Formando parte del Regimiento del Rey acudirá a la guerra de África, donde por méritos contraídos en el campo de batalla le llegaría su ascenso definitivo a comandante. En junio de 1925 su último destino en el frente, sería en el regimiento Serrallo de Ceuta.