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La casa parisina de la Rue Spontini


parisenconstruction.blogspot.com es un sitio de internet que ofrece información sobre las edificaciones realizadas en París entre 1876 y 1939, más concretamente una relación en orden alfabético de “los permisos de construcción” de los principales edificios de la arquitectura parisina de fin de siglo. En la citada relación de edificios aparece el nombre de Mademoiselle Carmen Giménez como propietaria de una casa de tres plantas en la Rue Spontini 48 de París, edificada por la dirección de los arquitectos Langlois y Francotte, fechada el 15 de septiembre de 1898.

Las noticias que teníamos hasta ahora eran que Carmen Giménez había tomado posesión en 1910 de un hotel hecho expresamente para ella situado en París en la Rue Spontini número 48, adquirido por Antonio de Orleáns a la banca Rothschild. Así lo testimonian diferentes documentos como la declaración judicial de Pedro Castellanos (1926), ayudante de cámara del infante. Por otra parte, señalaba la prensa que en la instrucción del Pleito del Collar se citaba que Antonio de Orleáns había comprado para la vizcondesa un hotel en la calle de Spontini de París pagadero en 15 anualidades de 30.000 francos cada una, pero que el infante no pago ni un solo plazo, y por eso la vizcondesa le reclamaba, además del precio del collar, el pago de las quince anualidades, (La Época, -Madrid- 16/ 01/1920).

Nada más hacerse cargo de su nuevo domicilio parisino, la Infantona ordenó colocar en su fachada su nuevo escudo de armas y la corona del título concedido por el rey. En aquellos años el infante Luis Fernando seguía viviendo con su padre y por tanto también con ella, circunstancia que indignaba enormemente a doña Eulalia, que no daba crédito a la protección que el propio rey demostraba hacia Carmen Giménez. Así se lamentaba en una de sus cartas dirigidas a la reina María Cristina:

Domingo 17 Sept. 1911
Querida Crista. Por el Conde de Colombi que va a Madrid te escribo para suplicarte que me apoyes con el Rey para que tome una determinación con el Embajador aquí, para que si Luis se presenta en la Embajada con Carmela; bajo el pretexto de que es título del Reino y que el Rey al conceder a Carmela se llama Vizcondesa de Termes ha dado una prueba de deferencia a Antonio; que la Embajada no la reciba. Lo que ahora me va a venir es un caso terrible. No sé si sabes que Antonio ha regalado a Carmela una casa aquí 48 Rue Spontini ( al lado del S. James) en esta casa acaba Carmela de poner las armas y la corona del título que le ha concedido el Rey y se lleva a Luis a vivir con ella y su padre en esa casa. Luis presenta a Carmela como “título del Reino” y yo no puedo negar que es cierto…

Así pues parece evidente, que efectivamente la magnífica casa de la Rue Spontini 48 de París le fue confiada en 1910 a Carmen Giménez, si bien posteriormente volvería a manos del infante don Antonio, que se la cedería a Louise Chardonnet “la bella Lulú”, su última amante, que alguna vez vivió en aquella residencia a expensas del Duque de Galliera.

Estos comentarios sobre la casa de la Rue Spontini, 48 responden al interés expresado por esta vivienda parisina por nuestro buen amigo y colaborador Santiago García, quien nos señala atinadamente que el lugar dónde fue tomada la fotografía publicada (El automóvil, un signo de estatus) coincide en muchos detalles con la actual vivienda de la Rue Spontini, 48.

Efectivamente, la foto del automóvil fechada en 1915 se debió hacer en la entrada del 48 de Rue Spontini. Pues como informa el abogado Ricardo Betes, por aquellos años (1910-1915) se remitieron a través de la Agencia de transportes Echeandía y Cia numerosas cajas y paquetes “para ser reexpedidos a París, Rue Spontini a nombre de Sra. Doña Carmen Jiménez Flores o Vizcondesa de Termens”


Actualmente el edificio situado en el número 48 rue Spontini- 75016 París, tiene 4 plantas, sobre una superificie de 455 m² y en realidad forman dos edificios unidos con un patio delantero. Muy cerca de allí, en el número 51, se hospedaría el mítico Carlos Gardel durante su estancia en París en 1929. Una última curiosidad, la que fue suntuosa vivienda parisina de la Infantona actualmente es un edificio de lujosos apartamentos cuyo valor se estima en torno a 10.000 € el metro cuadrado.

El automóvil, un signo de estatus.


Fotografía realizada en París el 5 de mayo de 1914. José Tavira, sobrino de la Infantona, posa junto a un automóvil propiedad del infante Antonio de Orleáns; también se aprecia el perro de D. Antonio situado junto al chófer, mientras un criado contempla la escena.

El impacto que supuso el automóvil en el primer cuarto del siglo XX fue extraordinario. Cuando aparecieron los primeros automóviles no existía una palabra para designar al sujeto que conducía aquel extraño vehículo sin caballos, de modo que en francés se adoptó el nombre del trabajador que cumplía tal función en la locomotora que era el único vehículo mecánico para pasajeros existente hasta entonces. Como la cultura francesa contaba por entonces con gran prestigio en España, chauffeur, fue rápidamente adquirido por el castellano y adaptado por la Real Academia Española a chofer o chófer, mientras que en inglés y alemán, la palabra francesa fue tomada sin variaciones.
Los primeros coches tenían un altísimo precio, hasta el punto que un en los años 20 un coche usado podría costar de 15 a 20.000 pesetas, el equivalente de varios años de un sueldo medio. Se empleaba la expresión “poner coche” para indicar que una familia podría exhibirlo más que como un medio de transporte, como un símbolo de riqueza y distinción.
La vizcondesa de Termens tampoco estaría ajeno al uso del automóvil:

“Marchó en su auto al extranjero la señora Vizcondesa de Termens”
(La Voz de Sanlúcar/2 de julio de 1910)

Un auto francés de aquellos años como un Darracq, Berliet, Renault, De Dion Bouton, Peugeot, o bien un Start inglés, o uno de nuestros reconocidos Hispano-Suiza. Los vehículos que utilizó la vizcondesa de Termens eran propiedad del infante y su conducción era una responsabilidad recayó durante mucho tiempo en un leal sirviente conocido como Francisco apodado “Matacristos” y ocasionalmente por alguno de sus sobrinos.
El 26 de febrero de 1923 el entonces marido de la vizcondesa, Luis Gómez de Villavedón, inscribe un automóvil de uso privado y de 4 asientos en el Registro de carruajes de lujo del Ayuntamiento de Cabra.

Las monjas de Termens


El proyecto de Grupo Escolar Termens data de 1930 aunque se inauguró en 1934. En sus más de 75 años, la historia de La Fundación Termens se podría dividir en dos etapas: Una primera etapa que va desde su apertura en 1934 hasta 1972, y que se dedicaría a la educación Primaria. Una segunda, desde los años 70 hasta hoy, comprometida con la educación Especial.
Somos muchos los alumnos que recordamos nuestro paso por el Colegio de Termens. Y que aún mantenemos en la memoria el recuerdo de sus aulas, y en mi caso, y seguro que también en muchos de vosotros: la rectitud de Sor Isabel, la paciencia de Sor Julia, el genio de Sor María, y como no, el cariño de Sor Pilar…, su paciencia infinita cuando los niños acudíamos a su mesa a leer la página correspondiente de la Cartilla, y en mi caso (disculpen la referencia personal) cuando para sofocar mi lloriqueo infantil me daba un puñado de lápices de colores y me ponía a dibujar a su lado, pegado a sus faldas, en su misma mesa; algo que para un niño como yo, entonces de cincos o seis años, era el regalo maravilloso de una monja tan guapa como mi propia madre.


Tienen razón los que afirman que el juego de la memoria es como un cesto de cerezas: tiras de una y sale otra, y otra y no hay forma de terminar. Por eso hablar del Colegio de Termens, para mucho de nosotros supone multitud de imágenes, de evocaciones, de recuerdos... Sirva esta entrada de homenaje y felicitación especial a Sor Pilar Pedrosa y a sus hermanas de Termens, que dedican su vida a la atención de los más pequeños y a los más desfavorecidos, revalorizando con su ejemplo la memoria y el legado de la Vizcondesa de Termens.

La Infantona y el glamour fotográfico de Reutlinger


Leopold Emile Reutlinger (1863-1937) es considerado el precursor de la fotografía de moda y de glamour. El estudio fotográfico parisino de Reutlinger se hizo famoso por incorporar el estilo Art Nouveau a sus tarjetas postales y realizar las primeras fotografías artísticas y de moda. Las primeras revistas ilustradas como Les Modes o The Ladiès Field publicaron fotografías de Reutlinger. Su prestigio se fue acrecentando con los años y gracias, en parte, a la notoriedad de los personajes famosos que retrataba.
También la Infantona fue fotografiada por el glamour de Reutlinger, el fotógrafo de Mata Hari, de Cléo de Merode, de Lina Cavalieri o de la maravillosa Sara Bernhardt.
La fotografía artística de Reutlinger en el París de aquellos años se convirtió en otro medio de diferenciación social, pues solo estaba al alcance de unos pocos ricos debidos a su altos precios.
En estas fotografías francesas de principios de siglo (1900-1910) la Infantona posa, como ahora ya no se hace. En su actitud altiva, apenas esboza una hierática sonrisa, pues las fotos entonces no se hacían para alegrar sino para testimoniar, para recordar. Viejas fotos que nos llenan de admiración y nos cuentan muchas cosas ...