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PASEANDO POR LA PLAYA DE SANLÚCAR

Como escribe Narciso Climent en el libro de fotografías “Sanlúcar para el recuerdo – Imágenes e impresiones sobre la Sanlúcar de principios del siglo XX -” (1990), la playa de Sanlúcar ha sido desde siempre uno de los principales elementos de atracción y de solaz, no sólo para los sanluqueños sino para los muchos visitantes que llegaban atraidos por sus encantos estivales.
Siendo la playa anterior a la propia población, no es de extrañar que desde antiguo existiera la costumbre de tomar “baños de ola”, pero no sería hasta mediados del siglo XIX cuando se manifestó de manera colectiva y social y alentada por la recomendaciones médicas de que los baños de mar servían para mejorar diversas dolencias.
En 1841, comenta Climent, que un sanluqueño llamado José Diaz García colocó una pasarela que comunicaba la Calzada con la playa y dispuso en ella casetas de alquiler, en la margen derecha para uso de mujeres, y en el lado izquierdo para hombres. Surge de este modo la costumbre de la instalación de casetas y la división de la playa en zonas diferenciadas por sexos, a la que se añadió otra tercera zona cerca de las “Piletas” destinada a uso familiar llamada “Baños de Matrimonio”. Por otra parte, al calor de la presencia de la familia Orleáns Borbón, nobles y familias acomodadas de Jerez y Sevilla, establecieron también residencia veraniega en Sanlúcar.
Fue así como empezó a tomar auge como “ciudad balneario”, famosa por su tranquilidad, playa, aguas y ambiente refinado con lujosos hoteles y suntuosas viviendas. Sanlúcar de Barrameda por su ambiente veraniego se convirtió en la “San Sebastián del Sur”. Mientras los reyes y sus cortesanos veraneaban en San Sebastián o Santander, otros títulos nobiliarios, muchos disonantes con la monarquía, y ricos hacendados andaluces hacían lo propio en Sanlúcar, que pasó a ser una de las tres ciudades con «S», destinos de moda y del veraneo elegante (San Sebastián, Santander y Sanlúcar).
El turismo floreciente que comenzó en esta época, sirvió para consolidar y promocionar las carreras de caballos, además muchas familias que veraneaban en Sanlúcar, como entretenimiento estival, también paseaban con sus caballos por la playa. Existe una curiosa referencia sobre la Infantona y sus paseos a caballo a orillas del mar, cuando Prudencio Iglesias en su libro “Las tragedias de mi raza” (1913) escribe los siguiente: ¡Aquellos paseos desnuda, con el pelo suelto, a la luz de la luna por la finca soberbia de Sanlúcar; los paseos, desnuda también, a caballo, por la orilla del mar (…)
Conociendo al personaje y al escritor creemos que este comentario más que una referencia real se trata de una licencia literaria, basada, como parece evidente, en la leyenda de Lady Godiva, aunque en este caso con intenciones más lascivas. Una imagen que nos evoca también, en su versión más moderna, la belleza de Maureen O´Hara interpretando a Lady Godiva en la película de Arthur Lubin de 1955.