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Infantona en Sanlúcar


Durante un viaje a Cuba y posterior visita a Estados Unidos para asistir a la Exposición Universal de Chicago de 1893 como representante de la Familia Real Española, Eulalia de Borbón descubrió lo que era un secreto a voces, las relaciones que su marido, Antonio de Orleáns mantenía con una joven cordobesa llamada Carmela.
Carmela Giménez a la que había conocido en Madrid sobre 1888, llegó por primera vez a Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) en 1895. Desde un primer momento, los establecimientos sanluqueños observaron que todas las compras realizadas por la señorita Giménez eran cargadas en la cuenta del Palacio de S.A.R. Y pronto despertaría el rumor público de que aquella joven amante del Infante era en realidad una desconocida actriz de teatro, comediante o bailarina y la gentes del pueblo empezaron a referirse a ella llamándola “la Infantona”.
En pocos años Carmela Giménez, la Infantona, se convierte en una rica hacendada que a sus propiedades urbanas de varias casas suma la histórica finca de El Botánico y otras propiedades agrícolas como la viña de El Maestre, y la bodega llamada de San Juan de Dios situada en el Barrio Alto. Y lo más importante, viendo cumplido su sueño, habitar y vivir maritalmente con el Infante D. Antonio en la Casa Palacio Orleáns-Bórbón en Sanlúcar de Barrameda, ejerciendo en ella el absoluto dominio de su régimen como señora y ama de la casa. Por las calles y paseos de Sanlúcar de Barrameda se les podía a ver juntos en las horas de más concurrencia, asistiendo juntos a los toros y al teatro, y utilizando para desplazarse los coches de caballos de Palacio, con las armas reales de las casas de Orleáns y Borbón. De esta forma “escandalosa” para muchos pasearon Antonio y Carmela su amor por todas partes, situación que terminó levantando las iras de la esposa del Infante, Dª Eulalia.