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Historia de la imagen del Cristo de la Expiración

Extracto de la conferencia impartida por Salvador Guzmán Moral, Doctor en Bellas Artes, el Domingo, 27 de marzo de 2022, en el Oratorio de la Purísima de la Fundación Aguilar y Eslava en Cabra (Córdoba).


 HISTORIA

Desde 1928 a 1937, prácticamente hasta su muerte, la Vizcondesa de Termens sería hermana mayor de la Virgen de las Angustias y del Cristo de la Expiración de Cabra.

Con Carmen Giménez, las cofradías de las Angustias y de la Expiración se unieron y se pusieron al nivel de boato y lujo de las más antiguas de Cabra. 

Los nuevos componentes estéticos incorporados por la Vizcondesa de Termens a la Semana Santa de Cabra, la acercó claramente al estilo sevillano en detrimento de la formas tradicionales locales. 

La cofradía de Nuestra Señora de las Angustias desde 1918 se venía procesionando gracias a los esfuerzos de un nutrido grupo de jóvenes estudiantes, hasta que en 1928 aquellos cofrades requirieron publicamente que doña Carmen Giménez se hiciera cargo de la hermandad. Algo insólito en la mayoría de las cofradías de Andalucía de aquella época, dominadas en exclusividad por los hombres. 

Así lo comentaba el periódico La Opinión en su número del 26 de febrero de 1928:

La Sra. Vizcondesa de Termens ante los ruegos y excitaciones de varios cofrades, accede amablemente, a ser Hermana Mayor de la cofradía de las Angustias y del Santo Cristo de la Expiración. Esta escultura de tamaño natural, que dicha señora ha  traído para la capilla de su casa, resulta por la pureza de líneas y expresión suprema de angustia del rostro de la Imagen, una obra del arte religioso de gran mérito. Saldrá a la calle en la tarde del viernes samto e irá sobre un calvario, a cuyo pies veremos derramar lágrimas, a la Virgen, a la Magdalena y a San Juan…

El Cristo de la Expiración saldría por primera vez en la Semana Santa de 1928, dándose la circunstancia de que al no poderlo hacer por la lluvia el Viernes por la noche junto a las Angustias, ambos pasos lo hicieron de forma extraordinaria en la tarde-noche del Sábado Santo. 

Los hermanos de las Angustias llevaban en este tiempo túnica y capirote blanco, capa morada, cíngulo de esparto y sandalias. Posteriormente, con la Vizcondesa como Hermana mayor cambiarían a tunica de cola de color morado, con faja de esparto ocre (Dibujo del profesor de Dibujo Agustín Pérez-Aranda, años 30). Y muy parecidos a los nazarenos del Valle de Sevilla. Mientras que los cofrades de la Expiración vestían antifaz y túnica negra, capa blanca, cordón trenzado blanco y negro a la cintura, y zapatos de charol con hebilla. (Curiosamente como los nazarenos de la Expiración de Sevilla -Cachorro- desde 1909)

El paso del Cristo de la Expiración pasaría a conocerse como El Calvario y estaría formado con el crucificado de Pio Mollar Franch, las imágenes de S. Juan y la Magdalena de Navas Parejo y la Dolorosa. Primero la Dolorosa sería la del Mayor Dolor, cuando salía de la Parroquia de la Asunción y Ángeles (de 1928 a 1935); luego la de la Esperanza, cuando sale desde Santo Domingo (después de la guerra hasta 1946). Y posteriormente la realizada por Francisco Campos Serrano (en la actualidad llamada del Rocío) en el período que va de 1947 a 1953.

Para procesionar el nuevo misterio del Cristo de la Expiración su fundadora y Hermana Mayor, Carmen Giménez Flores, vizcondesa de Termens adquirió en Sevilla un paso tallado en madera sobredorada y policromada, de dos cuerpos con figuración vegetal entre molduras rectilíneas y crestería. 

Este trono sería gemelo, al paso de la Virgen de la Angustias, adquirido ambos al taller sevillano de Antonio Infantes Reina, escultor, tallista y dorador de la primera mitad del S. XX, maestro del imaginero Jose Rivera Garcia. Autor de la manos "desentrelazadas" o actuales de la Virgen de las Aguas, titular de la Cofradia del Museo efectuadas en 1922 y  de Jesus de la Pasión, de la Archicofradia Sacramental de San Pedro  de Huelva (1938).

Los nuevos pasos se portarían con costaleros, como en la mismísima Sevilla, y se estrenaron junto a ricos enseres ese año de 1928, lo que sirvió de acicate pare mejorar a otras muchas cofradías egabrenses. Estos históricos pasos (caso centenarios) afortunadamente aún se conservan y participan en los desfiles procesionales de Cabra.

Después del fallecimiento de la Vizcondesa en 1938, sus descendientes se harían cargo de aquellas cofradías durante algunos años más. Desde 1939 a 1941, su sobrino político, Manuel Megías Rueda sería hermano mayor de la cofradía de las Angustias y de la Expiración, como una misma corporación. Y a partir de 1942 hasta 1953, separada ya de la de las Angustias, la cofradía del Cristo de la Expiración estaría presidida por José María Muñiz Gil, casado con Mercedes Von Schmiterlöw Giménez y por entonces vizconde de Termens.

Tras varias vicisitudes la procesión dejará de salir en 1954, si bien por disposición testamentaria de su propietaria, siguió recibiendo culto en la Capilla de la Fundación Termens a cargo de las Hijas de la Caridad. A los pies de la iglesia de la Fundación Termens se situaría la imagen de Crucificado, titulado de la Expiración, por el cumplimiento de la cláusula trigésima de su testamento otorgado en Cabra ante el notario Manuel Sánchez González, el 22 de Diciembre de 1937. Y donde doña Carmen Giménez Flores expresaba su voluntad de: (...) que la imagen del Santísimo Cristo de la Expiración que tiene en el oratorio de su casa de la calle Don Martín Belda. número dieciséis de esta ciudad, se traslade a la capilla de la iglesia de la Fundación Escolar Termens, donde se colocará enfrente de su panteón.

 En 1971, un grupo de jóvenes egabrenses forman la actual cofradía, volviéndose a procesionar, ahora, en la madrugada del Jueves Santo.


IMAGEN

El Santísimo Cristo de la Expiración es una Imagen de Crucificado, con la cabeza algo inclinada sobre el hombro derecho; los ojos entornados y la boca entreabierta, como exhalando el último aliento. Obra de bella factura tallada en madera y policromada al óleo. Su semblante es dulce y sereno; está coronado de espinas y crucificado con tres clavos. El sudario se anuda a la derecha, muy amplio y de formas sinuosas. La llaga del costado derecho, abierta derrama la sangre de Cristo. 


Se trata de una espléndida imagen representativa de la imaginería valenciana del siglo XX y que tuvo en Pío Mollar a uno de sus máximos exponentes. En esta obra, Pío Mollar sigue presupuestos formales que hunden sus raíces en la imaginería española de los siglos XVII y XVIII, pero con un cierto aire modernista.  No hay en la imagen una exhibición sangrienta, aunque presenta llagas en las rodillas, manos y pies; además de la herida del costado derecho, impropia para un Cristo aún vivo. La policromía es homogénea, con los detalles de lesiones fruto de los acontecimientos previos a la crucifixión, la coronación de espinas, azotes y  tránsito por la Vía Dolorosa.

Pio Mollar concibe más que un Cristo expirante un Cristo vivo dialogante, muy próximo en actitudes al Cristo de la Clemencia de Montañes, de silueta vertical, erguido y mínimamente quebrado. El sudario de pliegues duros y amplios envuelve completamente las caderas y se anuda a la derecha. No hay en la imagen una exhibición sangrienta, aunque presenta llagas en las rodillas, manos y pies además de la herida del costado derecho. Si nos atenemos a la composición que antaño formo y adecuandonos a las formas comentadas, a pesar de su advocación de Expiración, la iconografía más apropiada es la del momento en que Jesús se dirige a María en aquel tono familiar y entrañable con que los Evangelios registran la tercera Palabra del Gólgota: "Mujer, ahí tienes a tu hijo" (Juan, XIX, 26). Y por lo que sabemos sería lo que se pudiera pretender en la composición procesional que se hacía con esta imagen, a la que situaban a la derecha en la línea de la mirada del Cristo a la Virgen, a la izquierda San Juan y al pie de la cruz, la Magdalena.

En 1994, en la Exposición Cincuentenario Agrupación de Cofradías. Instituto Aguilar y Eslava. Recreación del calvario de la Expiración.


En 1995, la imagen del Santísimo Cristo de la Expiración presentaba una estabilidad estructural buena pero poseía un número importante de grietas y fisuras en cabeza, hombros, torso, espalda, brazos y pies, producto del movimiento del soporte como consecuencia de su materialidad y oscilaciones ambientales. A causa de golpes había sufrido la rotura de varios dedos en ambas manos.  El ensamble de los brazos ofrecía problemas de firmeza.  Y superficialmente se observaban unos pequeños desprendimientos de forma circular como pequeños agujeros producidos por la presencia de elementos metálicos que afloraban al exterior provocando daños en la policromía.

Tras los correspondientes análisis e informes previos, el 10 de julio de 1995, se iniciaron los trabajos de conservación y restauración.

Después de diferentes pruebas de documentación iniciales se procede a un análisis radiográfico, que evidenció parte de las incógnitas que presentaba el estado de conservación de la talla.


La fotografía mediante rayos X, o radiografía, dota al restaurador de un instrumento importante para el examen de la obra de arte sin perjudicarla, pudiendo descubrir elementos y circunstancias ocultas a la vista.

El estudio radiográfico se realizó adoptando buenas medidas de seguridad, contando, además de la instalación del aparataje, con un sencillo laboratorio para el revelado posterior de las placas. La exploración radiográfica que se resume en la realización de 21 placas,   evidencia la presencia de más de 150 elementos metálicos, que en su mayoría eran clavos originales de la propia talla. Los hallazgos radiográficos de la Imagen del Cristo de la Expiración nos hablarían de que la Imagen fuera, reparada originalmente a todos los niveles de su ensambles con numerosas puntas metálicas.


Los trabajos de conservación y restauración del Santísimo Cristo de la Expiración finalizaron el domingo 26 de noviembre de 1995, en la víspera de la celebración del día de Ntra. Sra. de la Medalla Milagrosa. 

Desde entonces (más de 25 años) se han venido realizando revisiones con una periodicidad media de casi seis años (2003, 2008, 2015, 2021). De esta forma hemos comprobado la evolución de la imagen y se ha procurado que la prevención sea la mejor manera de garantizar el estado de conservación. Finalmente, la imagen del Cristo de la Expiración ha sido sometida a tratamientos de conservación y restauración entre los meses de octubre y noviembre de 2021.


AUTOR

Mollar Franch, Pío (1879-1953). Nació en Valencia. Se formó en los talleres de imaginería de su ciudad. Creó un taller en Valencia donde realizaba encargos de esculturas de carácter cívico, panteones e imágenes religiosas, dentro de un estilo academicista con reminiscencias barrocas. Alcanzó notoriedad por la excelente ejecución de sus "Cristos" en los que se advertía la influencia de los grandes imagineros valencianos, como Forment, Vergara, Bonet y Muñoz. 

Fue autor de numerosos grupos escultóricos, como su célebre Anteo, y de escultura funeraria. El crítico de arte José María Bayarri destacó su buen carácter, su bondad, así como su condición de trabajador infatigable y de artista temperamental, conocedor del oficio. Visitó diversos países americanos y europeos para los cuales realizó diversos encargos. Falleció en Valencia, el 28 de agosto de 1953. Su obra se halla representada en el Museo de Bellas Artes de Valencia y en numerosas colecciones oficiales y privadas españolas y extranjeras.

Pío Mollar Franch fue escultor de arte religioso, que al igual que otros grandes artistas de su tiempo contó con taller propio, de los que conocemos en estas fechas (1928/1930) contaba con despacho y talleres en la calle del Norte, P.M. y exposición y venta en la calle Zaragoza, 26 de la ciudad de Valencia. Fue Medalla de Oro, en la exposición de Madrid de 1905 y en la de Méjico de 1910. Falleció tras penosa enfermedad en 1941. Entre sus imágenes realizadas para Andalucía se encuentra la Virgen del Rocío de Pasión, conocida como "la novia de Málaga" o la Virgen de la Esperanza Coronada de Sanlúcar de Barrameda.

Pero la obra de Pío Mollar se encuentra dispersa por toda la geografía española:

- Virgen de los Desamparados (Tabernes Blanques, Valencia), 

- Inmaculada, Sagrado Corazón y San Francisco (Monasterio de Guadalupe, Cáceres), 

- Resucitado y cirineo (Archidona, Málaga), 

- Cristo de los Pastores (Villarejos de Fuentes, Cuenca),

- Cristo Yacente, Dolorosa y la Oraciónen el Huerto (Benavente, Zamora) 

- Inmaculada (Cádiz), 

- Jesús en su entrada en Jerusalén (Mérida, Badajoz),

- Nuestra Señora de las Angustias (de 1941, en Montoro, Córdoba), 

- grupo del Prendimiento (de 1941, en Burgos), 

- Virgen de la Soledad (de 1946, en Elda, Alicante) 

- 1ª Santa Cena (1925) y Jesús de los Pasos (1940), en Málaga.

En Cabra tenemos dos importantes obras suyas más:

- San José con el Niño y El Sagrado Corazón de Jesús, fechables entre 1925 y 1926.

Su obra es muy extensa, cultivando la estatuaria en mármol, bronce y madera policromada. Se especializó en la escultura de carácter religioso, pasando de 3.500 las esculturas existentes entre toda España y América. Un claro ejemplo de esto es el Monumento a la Raza Española, que esculpió por encargo del Gobierno de Perú, y que se encuentra instalado en Lima.

También practicó la decoración artística en madera tallada, con diversos estilos y órdenes, habiendo realizado en su taller más de 800 obras entre las que existen altares, retablos y otros trabajos complementarios de templos.

De su personalidad y carácter sabemos que era muy trabajador, la mañana la dedicaba al trabajo en el taller y que por la tarde iba al Círculo de Bellas Artes de Valencia. Era una persona muy creyente, que asistía a misa todos los domingos en la iglesia de San Sebastián y San Miguel de Valencia. Soltero, Pío Mollar vivía con su hermana.

En cuanto a las técnicas que se utilizaban en su taller; al parecer no se hacían modelos de barro, tan sólo algunos bocetos a lápiz. Tallaba directamente en la madera y todos eran encargos de cofradías. La madera que utilizaba más usual era la de Pino Albara, que provendría de Soria o incluso traída desde Finlandia o Suecia.

Pío Mollar cerró el taller en el año 1946 y sufrió una muerte repentina en el año 1953, debida a los problemas de tensión que sufría. Dejó un vacío sensible y doloroso en las filas de los escultores más fecundos de la escuela valenciana de principios del siglo XX.


PROMOTORA

María del Carmen Felisa de la Santísima Trinidad Giménez Flores y Brito y Milla nació en Cabra el día 21 de febrero de 1867. Del gentilicio paterno le vendría posteriormente el sobrenombre de "la sanroqueña" y sabemos que sus padres se conocieron.

Carmen era la menor de cuatro hemanos: Antonia nacida en 1857, José nacido en 1858 y Gabriel que moriría siendo niño. De su infancia sólo sabemos que contaba nueve años cuando murió su padre. Los que la conocieron en su juventud hablan de ella como una mujer sencilla, humilde y trabajadora.

La vida de Carmen transcurrió con normalidad hasta que conociera al Infante de España don Antonio de Orleáns, duque de Galliera (1866 - 1930), hijo de los duques de Montpensier y hermano de la reina María de las Mercedes, casada con el rey Alfonso XII. El comienzo de sus relaciones con el primogénito de los duques de Orleáns, se debe situar en torno a 1893.

 Las relaciones sentimentales entre Carmen Giménez y Antonio de Orleáns, no se entenderían si no reparamos en que el matrimonio Orleáns-Borbón fue un matrimonio político, que nació con desavenencias y terminó en los juzgados.

La muerte de la reina María de las Mercedes, la de su hermana Pilar y, sobre todo, el fallecimiento de Alfonso XII visten a España de luto. Tras estas desgracias vuelven las inquietudes y sobresaltos de otras épocas, con nuevos peligros y conjuras. La boda de la infanta Eulalia con su primo Antonio de Orleáns se estableció como una solución política para evitar los cabildeos del duque de Montpensier.

El matrimonio resultó un desastre, acabando en ruina y separación. 

En 1903, y ante su propia decadencia física, Isabel II trato de resolver la situación de la separación legal de doña Eulalia con una anulación eclesiástica del matrimonio, para ello la envió a ver personalmente al Papa con una carta autógrafa solicitando el estudio del caso y si procedía la anulación. Su Santidad León XIII, la recibió en el Vaticano y le  expresó la complejidad de su caso y la necesidad de acatar la indisolubilidad del sacramento y del ejemplo que debe dar una infanta de la muy católica Monarquía de España.

Finalmente se llega a un compromiso y el 31 de mayo de 1903, se establecen las condiciones legales para la separación de “cuerpo y bienes” de los Infantes. Bajo la dirección del abogado de Isabel II y ante la presencia del embajador de España en París, León y Castillo, el matrimonio firmó el acta de separación. A partir de entonces Carmela, doña Carmen Giménez, a la que muchos ya llaman “la Infantona” vivirá libremente con don Antonio de Orleáns.

En 1907, se inicia la rehabilitación del título de vizconde de Termens, que comienza por la confección del árbol genealógico de la familia Brito, que comprende desde el nacimiento del que fuera I vizconde de Termens desde 1648 don Gregorio Brito en 1600 hasta 1867, fecha de nacimiento de doña María del Carmen Giménez Flores.

Con fecha 17 de diciembre de 1909 se expide Real Carta de sucesión en el título de Vizconde de Termens a favor de doña Carmen Giménez y el 10 de enero de 1910 se expide Certificación Real por S.M. don Alfonso XIII de Borbón para el uso de su escudo de armas tanto en grabados como joyas, enseres, etc., por ella y sus descendientes .

En 1917, don Antonio de Orleáns comenzó una nueva serie de escándalos que comenzaban precisamente con la ruptura con la Vizcondesa de Termens. Terminaba así más de veinte años de relaciones. Una nueva mujer ocupaba su vida.

En octubre de 1917, Antonio de Orleáns había cedido tres de sus fincas valoradas en cuatro millones de francos, tras haberse endeudado en menos de dos años en otros cinco millones más.  Más tarde, en 1919, decide vender otras fincas en Bolonia por doce millones de liras. El profesor Moretti, ex-administrador del Infante, informa a sus hijos de la intención del padre de vender también el Palacio de Galliera, incluso las casas de Sanlúcar, propiedades casi sagradas para la familia de Orleáns en España.

Ante el inminente expolio que suponía la venta de todas esas posesiones el infante don Alfonso de Orleáns escribió al Rey pidiéndole que por el ejercicio de su autoridad como Jefe de la Familia Real, declarase a su padre irresponsable y le quitara la tutela de los bienes que quedaban del patrimonio familiar.

Esto iniciaría una disputa judicial, conocida como “Pleito del Infante D. Antonio d´Orleáns” en el que La vizcondesa jugaría el papel de demandada.

A este conflicto se refieren las alusiones que se encuentran en algunas de las cartas de doña Carmen Giménez, fechadas entre 1919 y 1920. En ese espacio de tiempo la Vizcondesa de Termens viajó a París, al menos, en tres ocasiones.

Después de todos estos acontecimientos, a partir de 1924, la Vizcondesa de Termens dejará de visitar Sanlúcar de Barrameda. 

A partir de su separación del Infante y tras estas controversias, doña Carmen Giménez cambiaría radicalmente de vida iniciándose en ella toda una serie de nuevos propósitos centrados en su ciudad y casi exclusivamente dedicados a labores de beneficencia y de devoción religiosa.

El 24 de julio de 1921 contrajo matrimonio con el capitán de infantería y gentil hombre de S.M. don Luis Gómez de Villavedon y Santos.

De este matrimonio enviudó a los cinco años, don Luis Gómez murió  en Alicante, donde pasaba una temporada, el día 6 del mes de septiembre de 1926.

Por sus actos  caritativos y decidido apoyo a los estamentos religiosos, doña Carmen Giménez, Vizcondesa de Termens, encontró los mejores respaldos entre los eclesiásticos y las organizaciones religiosas de la época, especialmente la cofradía de la Virgen de la Sierra, que por sus constantes y generosos donativos, culminaron con la remodelación del camarín de la Patrona en su ermita, realizada entre 1927 y 1928, y que hizo que la Cofradía  le distinguiera  en 1933 con el nombramiento de "Hermana Mayor Honoraria y Camarera de la Sagrada Imagen".

Sus inquietudes benefactoras le llevó a realizar numerosa iniciativas, así en diciembre de 1930 se inician las obras de lo que sería la Fundación Escolar Termens; colabora en la construcción del Asilo de San Rafael de Córdoba; promueve remodelaciones arquitectónicas de numerosas iglesias, retablos y capillas; funda todo un convento y otras escuelas en el pueblo de Bejar en Almería, más un sinfín de otras caritativas y piadosas empresas.

A partir de estos años empezamos a conocer las primeras noticias sobre problemas de salud, hasta llegar al día 3 de enero de 1938, fecha en la que la Vizcondesa de Termens moriría en Cabra.