Desde hace 16 años se
emite en Videoluc la televisión local de Lucena (Córdoba) el programa titulado
La Barbería, dirigido y presentado por Juan Parejo Pineda.
En un plato televisivo
preparado al efecto como si fuera una auténtica peluquería de caballeros de los
años 50, que hubiera sobrevivido a estos tiempos modernos, el veterano
presentador realiza un programa de entrevistas.
La intención de su
conductor es evidente, recrear el ambiente de una tertulia entre unos supuestos clientes que esperan un servicio de peluquería, que en realidad
esperan turno para ser entrevistados. Y a fe que lo consigue...
El pasado 17 de marzo,
acudí, una vez más (y con esta van cuatro) a la cariñosa invitación de Juan
Parejo para que participara en La Barbería y le hablara de mis últimos trabajos
y proyectos. Y una vez más, quedé sorprendido de la naturalidad y simpatía
de un programa de televisión, que más pareciera una verdadera reunión
de amigos.
Sin duda, La Barbería
es un programa de televisión local diferente, genuino, verdaderamente auténtico
y donde se respira simpatía y buen humor. De ahí su éxito y quizá por eso lleve tantos años en antena.
Los formatos televisivos
actuales más repetidos van desde los promocionales a los informativos,
pasando por los concursos, entretenimiento, musicales, infantiles, deportivos,
documentales, hasta llegar a las series; y en últimos tiempos han ganado
sitio los géneros importados llamados talk shows o reality shows.
La Barbería de Juan Parejo
es un programa diferente a todos ellos, de entrevistas, pero... diferente.
En un entorno reconocible
y amable, y contando con la complicidad de su presentador, participar en La
Barbería es una experiencia, cuanto menos, gratificante.
Mientras a uno de los
invitados, el reconocible barbero con chaquetilla blanca, encarnado actualmente por Patricio y hasta
hace unos años por Pedro “Sisipuchi”, le retoca diestramente el cabello ayudado
de peines y tijeras, los demás invitados participan en una desenfadada tertulia
y son interpelados, con gracia e ingenio, por el presentador.
Entran y salen del
establecimiento por una puerta simulada atravesando una popular cortina de
macarrones de plástico de colores y toman asiento en las añejas sillas de
hierro y formica. Hasta se olvidan de la presencia, siempre molesta de las
cámaras, que graban discretamente a cierta distancia e incluso a través del
espejo espía del tocador.
Todo es natural y afable
en La Barbería, un programa de televisión que probablemente sea de los más
simpáticos y originales de la historia de la teledifusión en España, que diría
el clásico…