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Una cápsula o caja del tiempo en el Santuario de la Sierra


Una cápsula, tubo o caja del tiempo es un objeto o recipiente hermético construido con el fin de guardar mensajes y elementos del presente para que sean encontrados por generaciones futuras. Aunque esta expresión (time capsule) es relativamente moderna, las cajas o cápsulas del tiempo, siempre han sido práctica frecuente especialmente relacionadas con la construcción de edificios importantes o monumentos. Hace un par de años, enterrada bajo una estatua de Cervantes en Madrid se descubrió una caja de cobre fechada en 1834, con cuatro tomos del Quijote, un libro de la vida de Miguel de Cervantes y otras publicaciones e informaciones de quienes costearon aquel monumento.

En esta particular tradición o práctica de comunicación con la memoria del futuro también Carmen Giménez realizó sus propias aportaciones. Desde 1909, la Vizcondesa de Termens venía costeando todos los gastos del pintado del camarín de la ermita de la Virgen de la Sierra, que se estropeaba constantemente a consecuencia de la humedad del viejo edificio. Ante estas circunstancias que ponían en riesgo la conservación de la imagen religiosa, la Infantona, optó finalmente, por una intervención arquitectónica a fondo con el fin de acondicionar definitivamente dicha estancia. En un artículo titulado: “Las obras del Camarín de Nuestra Excelsa Patrona María Santísima de la Sierra”, publicado en La Opinión en octubre de 1927, se expresaba claramente la importancia de aquellas obras:

(...) Su utilidad es tanta, que salta a la vista la urgencia de ellas; del dominio público era, y es, el mal estado del Camarín por su antigüedad, defectos de construcción y de conservación. Podridos y desprendiéndose, se hallan los revocados de yesos hechos allí en diferentes ocasiones con resultado negativo, porque el yeso no sirve en las alturas; era urgente, por tanto, llevar a cabo una reforma con materiales propios para resistir las humedades de las nieblas y bajas temperaturas de la montaña.

El proyecto de reconstrucción del camarín de la Virgen de la Sierra se aprobó el 6 de septiembre de 1927, en un almuerzo ofrecido por Carmen Gíménez en el mismo santuario y al que asistieron: el arquitecto, Enrique Daverio; el empresario marmolista, Antonio Pastor Piedra; el maestro de obras, Eduardo Cruz; el sacerdote, Pedro Pedrosa; y por parte de la cofradía, Valerio Moreno, y el hermano mayor, Manuel Mora. El 20 de septiembre, se firmó la contrata de las ”obras de consolidación del camarín de la Virgen de la Sierra” , que ascendían a 7.100 pesetas y a realizar en un plazo de dos meses.

Las obras comenzarían con el acto de colocación de la primera piedra por parte de su promotora y la introducción de un tubo o cápsula del tiempo; en el acta de aquel extraordinario acontecimiento se dice los siguiente:

En el Santuario de Nuestra Señora de la Sierra, extramuros de la ciudad de Cabra, a doce de Septiembre de 1927, siendo la hora de las 10 de la mañana, estando presentes la Excma. Sra. Vizcondesa de Termens, que costea las obras, el hermano mayor de la Cofradía de la Virgen de la Sierra don Manuel Mora y Aguilar, el maestro que dirige los trabajos don Eduardo Cruz López, el Santero Antonio Sabariego López, los albañiles y arrieros que trabajan en las obras y otros devotos que habían subido a cumplir promesas, se procedió a la colocación de la primera piedra del paramento exterior del mencionado Camarín; lado Norte del edificio.

En un hueco hecho al efecto por el maestro don Eduardo Cruz López , la Sra. Vizcondesa colocó una piedra y sobre ella, acomodó el tubo de cristal lacrado, dentro del cual va un ejemplar de este acta firmado y rubricado por todos los presentes, varias monedas de plata y de cobre con el busto de S.M. el Rey Don Alfonso XIII (q.D.g.) y un ejemplar del periódico LA OPINIÓN y otro de "El Popular" del mes y año corrriente. También se incluyen números de los periódicos de Córdoba, "El Defensor", "El Diario" y "La Voz". Después de lo cual, la señora Vizcondesa puso la piedra que cubre el tubo aludido, echando sobre ella varias paletadas de mezcla; en cuyo momento emocionante y solemne volteaban las campanas y los fieles daban vivas a la Virgen de la Sierra y a las obras de Camarín, felicitando a la Sra. Vizcondesa de Termens.

Y aunque las cápsulas o cajas del tiempo son objetos a recuperar en el futuro, con el paso de los años la mayoría se convierten en elementos desaparecidos, y que siempre sorprenden a quienes los encuentran casualmente. La caja o tubo del tiempo de la Vizcondesa de Termens del Camarín de la Virgen de la Sierra, de momento sigue en su sitio, y quien sabe si en el futuro quien sea que lo encuentre, también pueda relacionarlo con este comentario:
nihil perpetuo durat.