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Vizcondesa de Termens: el título que surgió de los amores del marido de la Infanta Eulalia con la hija de la criada y el zapatero

Una discreta ejecutiva ha reclamado el vizcondado de Termens, título que fue de Carmen Giménez Flores, la amante del Infante Antonio de Orleans y Borbón. Nunca ocultaron una relación que provocó que el Infante se separara de la infanta Eulalia

Publicado por Consuelo Font  

EL MUNDO, Viernes, 26 abril 2024.

https://www.elmundo.es/loc/2024/04/26/662a8300e9cf4a27538b458b.html

Recientemente, según publicó el BOE, Elena Muñiz Marcos ha solicitado la sucesión como vizcondesa de Termens, lo que convierte a esta discreta ejecutiva en heredera del vizcondado que ostentó una mujer icónica de principios del siglo XX: Carmen Giménez Flores. Nacida en la localidad cordobesa de Cabra e hija de un humilde zapatero remendón, pasó a la posteridad como "La Infantona" por su escandalosa relación extramatrimonial con un Infante de España, Antonio de Orleans y Borbón, Duque de Galliera. Era sobrino y a la vez yerno de Isabel II, pues estaba casado con su hija, la Infanta Eulalia. La pasión que sentía el royal por su amante, a la que colmó de palacios, joyas, obras de arte y un título de nobleza, era la comidilla nacional, y desencadenó la primera separación legal en la familia real, provocando la ruina del Infante, al que su sobrino el rey Alfonso XIII tuvo que incapacitar.

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negro destino al que parecía condenada. Lo hizo de la única forma en que entonces una mujer pobre podía ascender socialmente: como "entretenida" de un poderoso. Pudo conformarse con disfrutar de su riqueza y nuevo status, sin embargo regresó a su pueblo natal, y se volcó en mejorar la vida de sus vecinos a través de la fundación Termens, erigiendo escuelas y construyendo viviendas para personas sin hogar. La ex-vicepresidenta del gobierno, Carmen Calvo, paisana suya, al presentar su biografía La Infantona de Salvador Guzmán, le calificó de "mujer valiente y dispuesta a realizar su propia vida" destacando su labor altruista: "Hizo mucho por cambiar las estructuras de una sociedad clasista a la que buena porción de personas se resignaban". Nacida en 1867 en Cabra en una familia muy pobre, su padre, José Giménez Brito, era sanroqueño y en Gibraltar conoció a su esposa, María de la Sierra Flores, que trabajaba de sirvienta y se afincaron en Cabra, donde José ejercía de zapatero remendón. Padres de cuatro hijos, la menor, Carmen, trabajó de jornalera, recogiendo aceitunas y remolacha. Su oportunidad llegó cuando se trasladó a Madrid con sus padres, que entraron a servir en casa del político cordobés Ulloa y Valera. Al morir José en 1896, acogieron a su hija Carmen, proporcionándole educación y un brillante porvenir, pues allí conoció a Antonio de Orleans y Borbón, Infante de España, al que deslumbró de tal forma que la hizo su amante durante 20 años. 

Nacido en Sevilla en el palacio de San Telmo y nieto de dos Reyes, Fernando VII de España y Luis Felipe de Francia, era hijo del príncipe Antonio de Orleans y la Infanta Luisa Fernanda, hermana de Isabel II, duques de Montpensier, que compartieron exilio en Francia con la Soberana. Su padre, famoso por conspirar contra su regia cuñada, recompuso la relación al casarse el futuro rey Alfonso XII, heredero de la monarca, con su hija, la famosa Reina Mercedes de la copla, que falleció de tifus con 18 años meses después de la boda. El Infante Antonio era hermano suyo, y un bon vivant que jamás destacó en los estudios ni en la milicia, así que le arreglaron el matrimonio con su prima, la Infanta Eulalia, hija de Isabel II, unión de la que nacieron dos varones. Alfonso y Luis Fernando. La pareja pronto hizo aguas, ya que Eulalia, mimada y caprichosa, exasperaba con su rebeldía a su sobrino, Alfonso XIII, que la mandó una temporada al exilio. Famosa fue su anécdota en un viaje a Cuba representando a la Corona cuando en medio de las revueltas independentistas apareció vestida con los colores de la bandera insurrecta. Al verla, el capitán general de Cuba sufrió una lipotimia, al comprobar que la princesa era más sediciosa que el líder revolucionario José Martí.

La crisis matrimonial de Eulalia fue del dominio público, pues su marido se exhibía sin recato públicamente con Carmen Giménez Flores e incluso viajaron juntos por Europa, aunque también la rumorología atribuía a Eulalia amoríos. El Infante hacía costosísimos regalos a su amante, desde joyas de la corona, a coches, valores bursátiles y cuadros de Goya o El Greco del patrimonio familiar. También una mansión en París, en la rue Spontini, un espectacular mausoleo en Cabra obra del escultor Mariano Benlliure y un palacio copia de La Alhambra en Sanlúcar, donde también le obsequió con fincas como El Botánico y El Maestre, la bodega San Juan de Dios y un lujoso quiosco de inspiración oriental cerca de la playa, conocido como "El Shanghai" para recibir a sus amistades. Esto indignaba a la Infanta Eulalia, quien protestaba en sus cartas. "Vivo en la comprometida situación de una casada sin marido y a mi esposo, en sus aventuras, la fortuna de los Montpensier junto con mi patrimonio, se le va de las manos rumbosamente". Los amantes se prodigaban sin pudor en eventos sociales de Sanlúcar, entonces lugar de veraneo de la aristocracia, como las carreras de caballos o los toros, sin embargo, la endogámica élite sanluqueña dio la espalda a Carmen, a la que apodaban "La Infantona" y la consideraban mera amante del noble. Dolida en su orgullo y para afirmarse socialmente, requirió al Infante que le proporcionara un título de nobleza, contratando a un experto en 1907 que hilando fino, la entroncó a través del apellido Brito paterno, con Gregorio Brito, un general a quien Felipe IV concedió en 1648 el vizcondado de Termens por sus méritos en la guerra contra Francia. Falleció sin hijos dejando vacante el título, que Carmen reclamó con la venia de Alfonso XIII, quien firmó la carta de sucesión en 1910. Aseguran que fue su venganza contra la Infanta Eulalia por sus escándalos, ya que en 1900 se hizo efectivo su separación legal con Antonio de Orleans, primero de la familia real, y desde entonces residía en París, donde fue desterrada, con su amante, el conde de Jametel. El romance de su marido con la hija del zapatero tampoco tuvo final feliz, pues se rompió en 1917 entre rumores de que Carmen se había obnubilado con un apuesto sueco, aunque el Infante se consoló con una viuda francesa, Marie Louise Chardonnet "Lulú", falleciendo en Francia en 1930. Más sufrieron sus finanzas, pues quedó prácticamente en la ruina, lo que decidió a Alfonso XIII a incapacitarle para evitar que vendiera sus últimos bienes en Italia. Sus hijos, Francisco y Luis Fernando iniciaron varios pleitos contra "la Infantona" para recuperar algunas joyas, como el valioso collar de Carlos V, que recompraron, y propiedades, pero aunque tuvo que devolver más de un "obsequio", había amasado una considerable fortuna.

Genio y figura, en 1921 Carmen sorprendió al casarse cumplidos los 50 con un héroe de la guerra de Marruecos, viudo y padre de tres hijos, Luis Gómez de Villavedón, pero la unión no funcionó y el militar se suicidó en 1926 disparándose un tiro en el corazón, según publicó el diario El luchador. Tiempo después, aseguran que la vizcondesa experimentó una conversión religiosa durante un viaje a Roma, arrepintiéndose de su vida pasada, y regresó a su pueblo natal Cabra, para volcarse en obras de caridad. Devota de la Virgen de la Sierra, a cuya cofradía donó un manto bordado en oro, joyas y una importante suma, en la localidad almeriense de Berja construyó un convento, un colegio y remodeló una ermita y en Córdoba financió el asilo de San Rafael. Su legado más conocido fue la fundación escolar Termens, que creó en 1934, proporcionando un colegio de primaria para niños pobres y después de educación especial, además de viviendas para desfavorecidos. "La Infantona" falleció de uremia en 1938 en su hogar de Cabra, siendo enterrada junto a sus padres en el mausoleo de Benlliure que le regaló su amante, Antonio de Orleans y Borbón, cuyos restos yacen en el panteón de Infantes de El Escorial.