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CUARTO DE BAÑO DE MADEMOISELLE LA VIZCONDESA DE TERMENS

“Cuarto de baño de Mlle. la Vizcondesa de Termens” es una fotografía de la colección particular de José Moreno Muñoz (Sanlúcar de Barrameda) que aparece reproducida en el interesantísimo libro ”Arquitectura del veraneo y su época en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), 1900-1950” de Ana Gómez Díaz-Franzón, editado por A.S.E.H.A. (Asociación Sanluqueña de Encuentros con la Historia y el Arte), 2011. Una sorprendente imagen de la Infantona posando en una lujosa bañera y en la que algunos detalles apuntan a que pudo haber sido realizada en su casa principal de Sanlúcar situada en la Plaza Cabildo en torno a 1900-1910. Para comprender todas las significaciones de esta curiosa foto haría falta recordar que a finales del siglo XIX en España solamente algunas viviendas de las clases altas disponían de “cuarto de baño” con agua corriente y bañera de madera, cobre o hierro. Y es que por ejemplo en Francia, a finales del siglo XIX se sabe que solamente el 2% de la gente pudiente tomaba regularmente baños, en tanto que el resto se bañaba sólo ocasionalmente. El escritor húngaro Sándor Marai (1900-1989) cuenta en su libro de memorias: “Confesiones de un burgués” (1934), que durante su infancia existía la creencia de que “lavarse o bañarse mucho resultaba perjudicial para la salud”. Así, los miembros de la burguesía europea de fines del siglo XIX sólo se bañaban cuando estaban enfermos o de cara a celebraciones especiales. Será a partir del desarrollo del urbanismo y la expansión de corrientes higienistas a principios del siglo XX cuando se propiciaron la instalación de mecanismos para eliminar las aguas residuales en las nuevas viviendas, al tiempo que se desarrollaron las tuberías y los sistemas de calefacción de agua, o los retretes ingleses (WC) que pronto se extendieron por toda Europa.
La Vizcondesa de Termens, conocedora de estos avances sanitarios convertidos en signo de distinción, no dudaría en instalarlos en sus viviendas de Cabra y de Sanlúcar, por eso resulta perfectamente comprensible que aparezca orgullosa en su sofisticada y suntuosa bañera de su “salle de bain” de ambiente marino, junto a un retrato de sobremesa en el que se reconoce al infante D. Antonio de Orleáns en una de sus características poses.