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La mariposa de la Vizcondesa

Ya hemos comentado en varias ocasiones, que la devoción que Carmen Giménez sentía por la imagen de la Virgen de la Sierra fue extraordinaria. Así lo manifestó repetidamente en cartas públicas que se reproducían en la prensa local y con los numerosos donativos, ofrendas y regalos a la patrona del pueblo de Cabra. Entre 1919 y 1920 hemos contabilizado seis cartas publicadas en la prensa local dirigidas siempre al hermano mayor de la Cofradía de la Virgen de la Sierra con continuas referencias al amor y la devoción que sentía hacia esta imagen y en las que adjuntaba siempre donativos económicos muy importantes, además de regalos de joyas, telas y encajes carísimos. En 1912, donó un manto de terciopelo verde bordado en oro, así como otras telas y alhajas a la imagen de la Virgen de la Sierra. En el acta de la sesión municipal celebrada el 7 de septiembre de ese año, el alcalde de Cabra, José de Silva, notifica por escrito el agradecimiento de la ciudad por “este espléndido donativo”.
En los primero días del mes de julio de 1918, el hermano mayor de la cofradía de la Virgen de la Sierra, Manuel Mora y Aguilar se encuentra circunstancialmente con la vizcondesa de Termens en la ermita donde se guarda la sagrada imagen, situada en la cima de la Sierra de Cabra en un paraje agreste conocido como el Picacho. Fue entonces cuando Carmen Giménez le manifestó su pesar por el pésimo estado de conservación del camarín de la Virgen y su deseo personal de seguir colaborando y contribuir a una profunda reparación. Pocos días después, el 24 de julio del mismo año, la vizcondesa recibirá la siguiente misiva: El Presidente de la Junta Directiva de la Cofradía de Ntra. Sra. de la Sierra saluda a la Excma. Sra. Vizcondesa de Termens y tiene el honor de darle las más expresivas gracias en nombre de la bendita imagen por las obras de reparación completas del camarín del santuario, hechas a su costo, y por las pinturas de las pinturas de las puertas, ventanas, lucerario, peana y trono de la imagen, construcción de las ventanas del camarín, pintura del púlpito, lucerario de la iglesia, barnizado de doce angelotes del templo y donativo de cuatro floreros en pie, ramos hermosos de adorno del bocanicho, dos lámparas y alhajas valiosas de oro consistente en una artística mariposa de brillantes, esmeraldas y rubíes...
Desde entonces (1918) la mariposa de la Vizcondesa es una de las más preciadas joyas del patrimonio histórico-artístico de la sagrada imagen, una joya modernista convertida en singular atributo que el Niño Jesús de la Virgen de la Sierra porta en su mano derecha. Y es que uno de los motivos más recurrentes en la moda y en las artes decorativas de la primera mitad del siglo XX fueron los insectos. Desde que a finales del XIX el Modernismo y el Arts & Crafts hicieron de la naturaleza su gran fuente de inspiración, figuras como la libélula o la mariposa se repitieron en multitud de diseños. La mariposa de la Vizcondesa es una joya de estilo Art Nouveau, y recuerda a las piezas del artista joyero francés René Lalique (1860-1945), del que su nombre ha quedado asociado a la creatividad y la calidad, con diseños tan fastuosos como bellos. Desconocemos la autoría exacta de la mariposa de la Vizcondesa pero sin duda se trata de una joya valiosísima, que ya forma parte de la historia e iconografía de la Patrona de Cabra.