Visitas

La Virgen del Carmen.


Carmen Giménez, mujer de fuertes creencias religiosas, como no gustaba quedarse en nada atrás, procuró granjearse los medios para ir directamente al Cielo, contando, claro está, con la misericordia de Dios. Todas estas buenas obras por hacer se mezclarían además con el vivísimo sentimiento con el que percibía la belleza, y que en la vizcondesa de Termens alcanzará tintes de verdadera actividad creadora.
A un lado de su enterramiento en el actual Mausoleo de su fundación, adosado a la pared se instaló el altar de la Virgen del Carmen de la capilla del cementerio. Se trata de un gran bloque de mármol sostenido por un pedestal del mismo material. Sobre el ara, el tabernáculo horadado en la piedra y en relieve dos parejas de cabezas de ángeles que se esfuman en el bloque pétreo en forma de nube sobre la que surge la imagen sedente de la Virgen con el Niño de pie, que sostiene el escapulario carmelitano en su mano. Bellísima interpretación de una popular iconografía religiosa, tratada con la originalidad, sentido pictórico y delicadeza del mejor Benlliure.